Según el Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres1, “La salud mental y el bienestar de sociedades enteras se han visto gravemente afectados por esta crisis [pandémica] y son una prioridad que debe abordarse con urgencia... Muchas personas están angustiadas debido a las repercusiones inmediatas del virus en la salud y a las consecuencias del aislamiento físico... La salud mental seguirá siendo una preocupación fundamental incluso cuando los países salgan de la pandemia y se embarquen en la recuperación social y económica."2
En otro informe, los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos3 señalaron que en una encuesta reciente, el 40.9% de los encuestados informaron de al menos una condición adversa de salud mental o de comportamiento. El aumento de la depresión, la ansiedad, el estrés y los trastornos relacionados con los traumas, el abuso de sustancias y las ideas suicidas es asombroso en comparación con las cifras de 2019 y 2018. La prevalencia de los síntomas del trastorno de ansiedad fue aproximadamente tres veces mayor que la del año anterior, y la del trastorno depresivo fue aproximadamente cuatro veces mayor que la del año anterior.
Entre estos números preocupantes, destaca el número de jóvenes adultos. Entre los jóvenes de 18 a 24 años, tres de cada cuatro reportaron al menos una condición adversa de salud mental o de comportamiento, y uno de cada cuatro reportó haber considerado seriamente el suicidio en los últimos 30 días.
¡Eso es un hecho! ¡Pero hay esperanza!
¡Tú y yo podemos hacer algo para invertir esta tendencia!
A través de esta Iniciativa de Salud Mental podemos contrarrestar el aislamiento, la soledad y la desesperanza estimulando estrategias positivas de afrontamiento y estableciendo estructuras e iniciativas de apoyo apropiadas donde estamos.
Debemos ACTUAR AHORA:
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