El Síndrome de "Barbie" y "Ken" – Parte II

Tomar Acción

En la primera parte del artículo, hablé de los avatares inherentes a la objetivación de la mujer y al feminicidio del hombre. Recientemente, noté que el título de un artículo mencionaba la declaración de una actriz de Hollywood que se sentía desconcertada porque las tendencias de la cirugía plástica facial no sólo aplanan las personalidades, sino que también producen distorsiones convulsivas de la imagen de sí misma. Propondré que nos enfoquemos en los medios para construir una autoestima adecuada lo más cerca posible de lo que realmente somos.

Herbert Harris recopila, en Las doce leyes universales del éxito, una serie de leyes que pueden asegurar el éxito en la vida. La primera es la "ley del pensamiento" y se refiere directamente a la autocrítica y a la autoimagen. O, como afirma Harris: "La forma en que te veas a ti mismo determinará lo que obtendrás en la vida. La auto-imagen es tu concepto de tu propia persona. Es la representación mental y emocional que crece en el campo de la conciencia, refiriéndose a lo que eres y a lo que representas. La auto-imagen es importante porque representa el punto de partida de tus experiencias de vida". ¿Qué tenemos aquí? Una causalidad directa entre la forma en que te defines a ti mismo y la forma en que se desarrolla tu vida. Si nos quejamos constantemente de nosotros mismos o si sentimos que no aportamos demasiado valor, entonces, muy probablemente, nos hemos convencido de seguir adelante con una serie de fracasos. Si crees que no eres capaz de hacer algo, no tendrás éxito. Esta incertidumbre causada por la incompatibilidad con los estándares de belleza promovidos agresivamente por los medios de comunicación tiene serias repercusiones en nuestra autoimagen. Por la simple razón de que el tamaño de nuestro cuerpo o las proporciones de nuestra cara no caen dentro de las tendencias actuales, implantamos profundamente en nuestro subconsciente la sensación de imperfección, que luego llegamos a proyectar en toda nuestra estructura humana. Debido a que no nos parecemos a Kate Moss o a que tenemos estrías, toda nuestra auto-imagen se ve dominada por la sensación de imperfección e inadecuación. Para los adolescentes, la sensación es aún más poderosa.

Para crear una imagen de sí mismo equilibrada y saludable, necesitamos abandonar los estándares de belleza poco realistas y comprender que los medios de comunicación están vendiendo una imagen, una proyección que no se corresponde con la realidad. Más que eso, el propósito es vender toda una serie de productos, desde cosméticos hasta artículos de moda, capaces de ofrecer ese "estilo" de Hollywood.

Entonces, debemos prestar atención a los tres factores que determinan la imagen de sí mismo: los pensamientos y las emociones que cultivamos desde la más temprana edad, el entorno y el séquito. Tomémoslos por separado:

  1. Las emociones y los pensamientos que desarrollas son los que en última instancia definirán tu personalidad. El pensamiento negativo, la frustración, las quejas, la vergüenza, los sentimientos que no merecen aprecio o amor, todas estas emociones negativas deben ser eliminadas. Tómate un tiempo y medita sobre ti mismo. Si luchas contra este tipo de sentimientos negativos, intenta mirar más allá de ellos, para identificar las causas, las razones que han llevado a estas tendencias. Como decía el autor mencionado anteriormente, "La imagen de uno mismo se desarrolla en base a estos sentimientos y emociones, que más tarde se asociarán a los pensamientos". Si los años siguientes no los cambian [...] en un sentido más amplio, determinan todas las experiencias de la vida". Así que, una vez más, ¡toma acción! Elimine los sentimientos negativos y desarrolle sentimientos positivos para reemplazarlos!
  2. Ambiente: una casa, respectivamente una habitación ordenada puede hacer maravillas. El desorden y la suciedad sólo resaltan una imagen propia destructiva. Ordena tu espacio y, paso a paso, también ordenarás tu vida. En su estudio, Herbert Harris se inspiró mucho cuando comentó que, lo queramos o no, asumimos una parte de los rasgos del entorno que habitamos.

  3. El séquito: Como no podemos concluirlo mejor, citaré directamente las observaciones de Harris sobre la elección de los amigos en los que invertimos tiempo y energía: "Debes unirte, en primer lugar, a aquellas personas que tienen los rasgos complementarios positivos capaces de mejorar tu imagen de ti mismo. Esas asociaciones te ayudarán a acelerar tu evolución personal...".

 

En conclusión, olvídese de la muñeca Barbie y de los estereotipos impuestos por los medios de comunicación, y empiece a invertir en su desarrollo, de verdad. Descubre quién eres, y sólo después de eso sabrás lo que quieres de la vida y cómo cumplir tus objetivos. Haz crecer los rasgos positivos que tienes.

¡No te enfoques en los defectos, sino en desarrollar tus cualidades!

Elena G. de White escribe sobre un tipo de “belleza inmarchitable”: “La religión pura de Jesús requiere de sus seguidores la simplicidad de la belleza natural y el pulido del refinamiento natural y la pureza elevada, en lugar de lo artificial y falso. Dios, que creó todo lo encantador y hermoso sobre el que descansa la mirada, es un amante de la belleza. Él te muestra cómo estima la verdadera belleza”. ¿Y dónde puedes encontrar esa verdadera belleza? ¡En ti mismo! Siéntete orgulloso, porque eres un hijo de Dios, eres parte de Su asombrosa creación.

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