Desde el principio mencionamos que el trastorno de ansiedad social -o fobia social- es una enfermedad mental crónica y, si sus manifestaciones son imposibles de controlar, requiere tratamiento psicoterapéutico y/o médico. Algunos de los efectos que experimentan alrededor del 7-12% de las personas con ansiedad son náuseas, vómitos, temblores, miedo paralizante, desmayos, dolor muscular; en otras palabras, algo más que simples "mariposas en el estómago". El diagnóstico puede ser a veces difícil, incluso para los especialistas.
Personalmente, he estado luchando con la timidez desde que tengo memoria. Cuando tenía que hablar en público, ya sea en la escuela, en la iglesia, delante de un gran grupo de amigos, a veces incluso en la familia, a menudo sentía como si tuviera un nudo en la garganta. En la universidad, por ejemplo, sabía que si no respondía a las preguntas durante los seminarios, no podría obtener los puntos extra requeridos para la calificación más alta. Sé que para algunos de ustedes esto es bastante difícil de entender, pero para mí, levantar la mano y participar en el debate, fue la acción más complicada. La mayoría de las veces, después de varias discusiones, analizaba lo que había dicho, qué palabras había usado, mi gramática, mi lenguaje corporal... y sí, me volvía inseguro y ansioso, preguntándome: "¿Por qué dije eso? ¿Qué deben pensar de mí?"
Y la lista puede seguir y seguir. Es una tensión constante que es difícil de describir. Siempre viviendo bajo la mirada de tu peor crítico, tú mismo. Ciertamente, también se trata de los genes. Por ejemplo, mi madre es la persona más sociable que conozco. En cinco minutos, se hace amiga de cualquiera. Incluso mientras yo esperaba en la sala de emergencias del hospital, ella estaba haciendo amigos. Por supuesto, no intercambié una palabra con nadie, pero afortunadamente, tengo la habilidad de sonreír sincera y generosamente. A veces incluso las sonrisas se vuelven incómodas, pero siguen siendo mejores que nada. Soy más como mi padre...
Veamos algunas de las causas de la ansiedad social y lo que podemos hacer al respecto. Aquí hay cuatro estrategias para superar la ansiedad social:
No anticipe el fracaso
Si consideramos el consejo bíblico "Cada día tiene sus propios problemas" (Mateo 6:34), entonces está claro qué actitud debemos adoptar. Si pensamos constantemente que fracasaremos, que nadie responderá positivamente, que tartamudearemos u olvidaremos nuestras líneas, etc., aunque nuestra actuación pública sea un éxito absoluto, seguiremos creyendo que hemos fracasado. Mientras que los pensamientos negativos y el miedo al fracaso se producen involuntariamente, ¡intenta de no animar más!
No te centres en lo negativo
Digamos que el peor escenario que podrías imaginar, devastador para ti, aunque mucho menos dramático en la realidad, ha ocurrido. ¿Qué es lo que haces? Concéntrate en lo que salió mal sólo para encontrar soluciones para el futuro, ¡y cómo puedes hacerlo mejor la próxima vez! Elabora una estrategia y busca formas de estimular tu concentración durante la intervención en público.
No importa lo que los demás piensen de ti.
Bueno, ¡esto es algo grande! Y probablemente la principal causa de la ansiedad social. Una vez leí, que la ansiedad es causada por el miedo combinado con el orgullo. En algunos casos, puede ser cierto. Nos rodeamos de "paredes de cristal" y tememos que los demás descubran nuestro verdadero ser y rompan el cristal. Si logramos engañarlos, es genial, también nos hemos engañado a nosotros mismos. Sí, somos seres sociales, y nos guste o no, dependemos de la retroalimentación positiva de los que nos rodean. Pero muchas veces todo parece un juego de escondite. Tu opinión sobre ti mismo es lo más importante! No puedes complacer a todo el mundo. Así que deja que el mundo hable mientras te concentras en tus proyectos personales. No tienes que impresionar a nadie.
Conoce tus límites y tus puntos fuertes
Si sabemos cuáles son nuestras habilidades, dónde podemos dar lo mejor de nosotros y dónde ser más cuidadosos, entonces será mucho más fácil para nosotros participar en proyectos que no sean estresantes. Cuando haces lo que te gusta y eres bueno en ello, seguramente el resultado será un éxito. ¡Menos ansiedad, más confianza! Es mucho más fácil revelarse a los demás con sus mejores habilidades.
No olvides que el gran Demóstenes, que practicó miles de ejercicios para superar su tartamudeo, se convirtió en el mayor orador de la antigüedad.
¡No huyas de tus miedos! ¡Confróntalos y gánalos!