¡Sé feliz!

Una corta historia de humor

La terapia del humor apareció a principios del siglo XX, cuando se introdujo en los hospitales americanos donde se traían payasos para animar a los niños que sufrían de poliomielitis. Varias décadas después, en 1991, el psicoterapeuta, Robert Holden, abrió la primera clínica de risoterapia en el Reino Unido, financiada por el NHS (Sistema Nacional de Salud). Su proyecto tuvo tanto éxito que en 1995 Holden estableció un nuevo proyecto - el Proyecto de la Felicidad, un proyecto inspirador que enmarca los derechos de nacimiento de la felicidad y la alegría.

Una definición de la felicidad

La felicidad es un estado de intensa satisfacción interior que puede ser inducida a través de varios medios: chistes, comedia, eventos divertidos, películas, etc. La risa es la forma en que expresamos la felicidad o la satisfacción, estando las dos en una estrecha relación de causa y efecto.

Tras varios estudios de la Universidad de California en San Diego y de la Escuela de Medicina de Harvard, parece que la felicidad no es una condición innata atribuida sólo a los más afortunados, sino que depende en gran medida del grupo social del que formamos parte. Según los investigadores, la felicidad es un fenómeno colectivo que se propaga como un virus a través de las redes sociales. Aunque inicialmente no tengamos un estado positivo y feliz, si simulamos esta actitud, se convierte en una real y auténtica. Lo que a veces puede empezar con una risa forzada puede convertirse más tarde en una emoción de felicidad sincera.

En promedio, los niños se ríen unas 300 veces al día, mientras que los adultos sólo 5 veces. Cuanto más reímos, más desarrollamos una perspectiva optimista de la vida. Otra ventaja es que los problemas parecen disminuir cuando reímos, así que, nos sentimos con más energía.

¿Cuáles son los beneficios de la risa?

Estimula el sistema inmunológico, aumentando el número de células que combaten las infecciones. Además, la risa ayuda a reducir la presión arterial y el nivel de las hormonas del estrés, aumenta la liberación de endorfinas y genera una sensación general de bienestar.

Teniendo en cuenta todo esto, no es sorprendente que los niños criados en familias felices tiendan a tener una perspectiva optimista de la vida y a ser más alegres. Así que, cuanto más nos rodeemos de gente feliz, mejor nos sentiremos mental y físicamente.

Del mismo modo, es nuestra responsabilidad influir en los demás con una actitud positiva y alegre. Esta influencia puede extenderse a nuestra familia, amigos cercanos y vecinos. Curiosamente, la tristeza no tiene el mismo efecto - no hay investigaciones que demuestren que la tristeza puede extenderse socialmente en la misma medida que la felicidad.

En conclusión, la felicidad no es un sentimiento egoísta, sino todo lo contrario - ¡nuestra actitud positiva ayuda a los demás también! La felicidad y la risa se consideran la mejor medicina, como dice la Biblia: "Un corazón alegre es buena medicina, pero un espíritu aplastado seca los huesos" (Proverbios 17:22).

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